domingo, 8 de julio de 2012

¡Bailele tio!


Mis amigos, queridos lectores de esta humilde publicación web. Pueden dormir tranquilos, yo se que todos han estado esperando este momento y ¡ya llego! Bese a una mujer colombiana (por si estaban con él pendiente). Este viaje ya valió la pena, dirían en el fut bol, apaga las luces que ya nos vamos etc. bueno no,  la verdad no, no fue a eso a lo que vine a Colombia. Aunque sería la más grande de las hipocresías decir que no esperaba también algo de ESO, dada la fama de belleza  este país, (totalmente bien fundado y justificado).

Bueno una vez aclarado el punto pasemos a los más recientes eventos. Bogota, a diferencia de Guanajuato es una ciudad plana en prácticamente la totalidad de su extensión, lo que la hace perfecta para el desplazamiento en bicicleta, (sobre todo cuando quieres ahorrarte unos pesitos en el bus, alegas eso de ser ecologista y deportista y orgánico y orgasmi… bueno ya saben puras mentiras para ocultar la tacañería) así que conseguí una “cicla” prestada, y me dispuse el sábado a medir el tiempo que me tomaría llegar desde la casa, la nueva, hasta mi trabajo. El total fue de una hora con 15 minutos, lo cual es aproximadamente 15 o 20 minutos más de lo que me toma en un día sin tanto “trancón” es decir que el tiempo puede variar en hasta 30 minutos, lo cual vuelve la bici una opción aceptable.

Todo lo más que con ella se puede avanzar todo el tiempo a menos que el embotellamiento alcance unas proporciones bíblicas y en ese caso en el colectivo jamás llegaría. Huelga decir que tenía mucho yo sin subirme a una bicicleta, y además, cuando lo hacía, usaba una bonita Raleigh de aluminio, muy bien equipada y con uno de los asientos  más cómodos del mercado. Bueno pues la bici que me prestaron no era la mía ni de cerca y aparte de eso el viaje de ida duro una hora 15, a eso hay que sumarle el regreso, debo confesar que el resto del sábado lo pase buscando posiciones cómodas para no hacer sufrir mi sensibilizado trasero.

 Pero sobrevivir a un viaje por la ciudad más grande de Colombia me ha dejado con una especie de orgullo, además me pasa eso de que todo lo que hace uno toma un nuevo cariz, por el simple hecho de que uno no lo hace en los lugres donde habitualmente lleva a cabo esas actividades, (pej. Comer picante en Colombia, ir a un concierto, EN Colombia etc.)

Regresemos un poco para ponernos en contexto, este miércoles cambie de casa mi host asignado ya por el resto de la estancia, es decir, las cinco semanas que restan y el hecho de que la zona sea completamente distinta, es solo la primera y más insignificante de las diferencias, gracias al cielo, que sean impresionantemente diferentes, no hace en ningún momento este incomodo en alguna de las casas.

La primera casa es de una familia conformada, por la mama y dos hijos. Hermano y hermana  de 21 y 19 años respectivamente si no me equivoco. Ubicada dentro de un conjunto habitacional bastante bonito donde viven algunos de sus amigos de ya mucho tiempo y el novio de la señorita. Es decir que la convivencia es activa y relativamente fácil debido a la corta distancia que hay, o mejor dicho. Podíamos echar desmadre todo el tiempo porque todos estaban a una cuadra. Una posición super cómoda, además pues tocaba ayudar con la limpieza y eso, pero da gusto ayudar cuando estas agradecido.

Ahora mi actual residencia es una casa mucho más grande, donde hay alguien que se encarga hasta de doblar mi ropa (yaay) y no hay necesidad de mover un dedo. Esta casa en cambio está habitada por la señora de la casa que recién cumplió 60 su hijo que es padre soltero y una niña de 7 años. Así que acá las tardes son más tranquilas.

Aclarado eso la mudanza fue un éxito y el sábado en la noche asistí a una fiesta muy típica de Colombia donde hubo una “parranda vallenata”  que equivale a llevar un norteños, o unos troqueros, o algo así, el resultado es un mundo de gente bailando y mucha buena onda.

Y tengo que aceptarlo, el vallenato es una cosa bella y al parecer tiene una historia muy interesante con un señor llamado francisco el hombre y la llegada del acordeón, pero luego investigo eso. Para todos aquellos que me conocen y se preocupan por mi reputación y la de México representado por mí, respiren aliviados, ningún desfiguro fue causado por su servidor, la fiesta (como todas las fiestas familiares) tuvo sus muy variados momentos (incluyendo al tío gordo que no para ni de bailar, ni de tomar) pero fue una celebración muy bonita.

Así que muchachos quizá regrese bailando vallenato, pero a Uds. también les va a gustar, quieran o no.

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